TEXTO DEL LIBRO YO Y TÚ , OBJETOS DE LUJO DE VICENTE VERDÚ:
La gente se imagina frecuentemente las marcas como si se tratara de personas o poseyendo caracteres personales:Las marcas han dejado de comportarse como cuños inmóviles para establecer una conmovida relación con los demás.En numerosos casos, la marca persigue «encarnarse», pasar del mundo de las abstracciones al universo de las emociones.
Hay incluso marcas que se han concretado en personas físicas; así, Bill Gates ha apoyado la imagen de Microsoft, como Walt Disney, mientras vivió, apoyó a Disney y Ted Turner a Time Warner. Igual que hizo Ruiz Mateos con Rumasa, Paco Rabanne con Rabanne y Giorgio Armani con Armani. Estas personas famosas son personas y marcas a la vez, pero incluso las personas comunes son como marcas dentro de esta cultura general del marketing.
Nos sentimos marcados en la medida en que podría hacerse un retrato a partir de nuestras diferentes elecciones, pero también somos marca en cuanto personajes que forman parte del mercado (profesional, sexual, moral).
Brand-ADN es la denominación para los casos futuros de niños que sean diseñados con un grupo de genes hasta constituir un ser humano de características y propiedades predeterminadas al modo de cualquier modelo fabricado.
La relación entre marcas y personas o entre personalidades y marcas llega a ser tan estrecha que, en Estados Unidos, se ha empezado desde hace unos años a dar nombres de marcas a ciertos recién nacidos.
A fin de cuentas, la repugnancia que se sentía hasta hace poco por ser considerado un objeto ya no es tan grande.Las últimas tendencias en el marketing hablan incluso de la marca como «identidad», un concepto que busca alargar la presencia de la marca y extenderla hacia cualquier territorio de la cotidianidad, incluso personal, como si se tratara de un hálito de vida.
La biocultura, que ha logrado la humanización de todas las especies (incluidas las «máquinas espirituales») no está lejos de manejar esta noción. Así, a los derechos sobre el propio cuerpo y sobre la privacidad, a la presunción de inocencia y a la propiedad privada, se ha unido hace poco el derecho a la imagen o sobre la propia imagen.
El mundo de las marcas ha hecho mucho más que distinguir o prestigiar unos u otros productos.
El universo de las marcas se ha acoplado al universo general de los valores y los ha dotado de nuevos sentidos y mitos.La marca, en fin, no pertenece en exclusiva a la empresa: es capital para la compañía, pero también es crucial para nuestra compañía.
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