LAS ANDANZAS DEL PROTAGONISTA.
Se supo que el rey don Alfonso VIII vino a Ávila porque los caballeros de nuestra ciudad se habían cubierto de gloria en la conquista de Cuenca.En mayo, las gentes iban en romería a la ermita de los Santos Mártires, a solazarse en las praderas comiendo empanadas rellenas y dulces de todo tipo. Acudían también los moros a poner tenderetes donde asaban pinchos de carne especiada, cuyo aroma se extendía por varias leguas a la redonda.Hijo de un pobre cabrero y huérfano de madre, con apenas ocho primaveras, no había mejor manera de pasar la fiesta que unirme a un tropel de rapazuelos desaliñados e ir por ahí, a ver si caía algo de lo que les sobraba a los ricos, a repelar huesos como canes hambrientos y a sustraer alguna cesta aprovechando un descuido.
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